LA OLLA COMÚN

La memoria activa

Tras pocos días de medidas sanitarias de confinamiento y políticas insuficientes para proteger los ingresos de las personas, no tardó en aparecer lo que, pensábamos, eran prácticas del pasado: las ollas comunes.

El hambre, la más básica de las necesidades, puso al descubierto la vulnerabilidad y fragilidad de un sistema que se sostiene a expensas de un gran porcentaje de población que vive al día, con trabajos informales y en condiciones de hacinamiento. La pandemia puso el acento en lo que el estallido social de octubre ya había visibilizado: la inequidad estructural de nuestra sociedad. Ante esta crisis, la memoria colectiva se hizo presente y prácticas de organización popular como las ollas comunes, muy activas durante la dictadura civil militar, volvieron a aparecer a través de un traspaso intergeneracional de experiencias. La reactivación de estas prácticas no deja de ser un síntoma de las insuficientes políticas públicas y del abandono y vulnerabilidad a la que se ven sometidas miles de personas.

Además de develar la crisis de un modelo, las ollas comunes también son símbolo de esfuerzo colectivo, de solidaridad, de capacidad de respuesta y de organización comunitaria ante un Estado y un sistema que estructuralmente no garantiza condiciones mínimas necesarias para la subsistencia. Con ellas, vienen asociados procesos de empoderamiento, el reconocimiento afectivo de quienes participan, la autoestima, la conciencia crítica en torno a la situación que se está viviendo y la capacidad de constituirse como sujetos políticos activos en la propuesta de cambios y en la proyección de un futuro más equitativo y digno.

Esta exposición es un reconocimiento a todas las personas que tanto en dictadura como hoy participaron y participan, poniendo su capacidad de acción y resilencia comunitaria a disposición de estas organizaciones populares. En dictadura, las protagonistas fueron las mujeres pobladoras, capaces de asumir colectivamente el cuidado y la alimentación de sus hijas, hijos e integrantes de sus comunidades. Hoy, siguen siendo mayoría mujeres junto a otros vecinos y personas migrantes quienes se articulan por un objetivo común desde sus territorios. Esta exposición busca establecer puntos de encuentro entre nuestro pasado reciente y nuestro presente. Aquí podrás encontrar reflexiones de las y los propios protagonistas de las ollas comunes de ayer y hoy en torno a las crisis, la resistencia territorial, la relevancia de la memoria y las proyecciones de futuro. Para esta muestra hemos recopilado testimonios en torno a las ollas comunes surgidas en dictadura en las poblaciones de Huamachuco (Renca), Lo Hermida (Peñalolén) y San Ramón, que fueron puestos en común con testimonios de personas que hoy organizan ollas comunes en Lo Hermida y el Barrio Yungay, territorio donde se ubica el Museo.